Con esta actividad se pretende enseñar a los participantes resolver un problema, además de medir las capacidades del grupo ante una situación problemática y describir alternativas para encontrar la solución.
Dura aproximadamente una hora y se
puede hacer en grupos de entre 15 o 20 miembros. Será un espacio amplio y como
material basta con tener una pizarra, hojas de papel y bolígrafos.
Pasos a seguir
Se da una hoja de papel a cada
miembro del grupo para que escriba el problema que haya detectado
recientemente. Se doblan las hojas y se guardan en una bolsa.
Por orden, cada participante irá
sacando una hoja de la bolsa y la leerá en voz alta, mientras que otro miembro
del grupo irá anotando lo que se haya dicho en la pizarra. Una vez apuntados
todos los problemas, se elige uno para resolver por votación.
Una vez elegido el tema, se debate
qué ha pasado y, debajo del tema elegido, en la pizarra, se dibujan dos
columnas. En
una se apuntan las fuerzas funcionales, esto es, ventajas o aspectos positivos
de la cuestión debatida, mientras que en la otra se apuntarán las fuerzas
disfuncionales, es decir, desventajas o aspectos negativos.
Una vez observado todo esto, se
deliberará sobre la plausibilidad del problema en sí, si se puede reformular en
algo productivo de cara al grupo o si es una cuestión que se debe solucionar de
forma pacífica por medio de otras actividades.
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