MEDIACIÓN
La práctica más frecuentemente utilizada para la resolución
de conflictos es la mediación o arbitraje, ya que la experiencia demuestra que
es un método idóneo de resolución de conflictos apelando a acuerdos y
consensos, sin tener que recurrir a sanciones o castigos, que por otro lado no
suelen resolver el problema. En el próximo punto desarrollamos con más
profundidad esta herramienta.
Proponemos los siguientes pasos:
1. Dígales a los
niños que cada uno de ellos tendrá la oportunidad de contar su versión de la
historia sin interrupción.
2. A medida que cada niño habla, haga que primero diga cuál
era el problema y luego lo que pasó durante el conflicto.
3. Si el problema todavía existe, ayude a los participantes
a desarrollar algunas soluciones posibles y a escoger una para llevar a cabo.
4. Si el problema ya no existe, pregúnteles a los
participantes si había maneras más eficaces de resolver el problema que la que
escogieron.
LA MEDIACIÓN COMO HERRAMIENTA DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Definición y finalidad de la mediación escolar
La mediación escolar es un método de resolución de
conflictos basado en el diálogo, el respeto y el consenso con la finalidad de
que sean los propios los alumnos los que traten de resolver por sí mismo las
situaciones de fricción con la ayuda de una figura imparcial o mediador
(profesor, alumno o persona ajena a la institución).
Fases de la mediación
El proceso integral de gestión de un conflicto, desde su
gestión a su resolución, a través de la mediación escolar se divide en las
siguientes seis fases:
1. Evaluación del conflicto
Una vez se ha detectado una situación conflictiva, ya sea
por la observación de algún miembro del equipo mediador o por alguna solicitud
externa, se debe valorar si el caso puede ser tratado a través de una mediación
o, por su gravedad, tiene que ser directamente sancionado o tratarse por otra
vía.
2. La composición del órgano mediador
La mediación en el ámbito escolar se articula a través de la
creación de un órgano mediador dentro del propio centro cuya constitución puede
variar:
Puede estar formado exclusivamente por alumnos.
En ocasiones se opta por un grupo de trabajo mixto configurado
por alumnos, profesores e incluso por personal no docente.
3. Preparación previa de la mediación.
Una vez se ha decidido el equipo que va participar en las
reuniones, donde debe primar la confianza mutua, se deben establecer unas
normas de obligada aceptación. A partir de aquí hay que escuchar las distintas
versiones del conflicto, investigar el caso y recopilar pruebas sin
posicionarse, de momento, a favor de una u otra parte.
4. Compartir ideas de resolución del conflicto.
Entre todos los miembros del grupo de mediación se deben
aportar propuestas de resolución del conflicto. En esta fase es fundamental
fomentar la cooperación, intentando que las partes afectadas sean capaces de
llegar a acuerdos concretos.
5. Llegar a un consenso.
La idea es pactar, entre todos los implicados, un acuerdo
consensuado que satisfaga, en la medida de lo posible, a ambas partes. Es
importante dejar los puntos muy claros, con una hoja de ruta donde conste, de
manera muy clara y detallada y con fechas concretas, las acciones que se deben
llevar a cabo.
6. Cerrar la mediación
Por último, es aconsejable que, pasado un tiempo prudencial,
las personas afectadas y el mediador o los mediadores se vuelvan a encontrar
para valorar en qué momento se encuentra el conflicto. En esta revisión se incide
en lo que ha funcionado y en lo que no y, si cabe, se plantean otras pautas de
actuación. La mediación finaliza preguntando qué les ha aportado y qué grado de
incidencia ha tenido para la resolución del conflicto.
El rol del mediador
La figura del mediador puede ser un alumno, un profesor, un
padre… incluso una persona ajena a la institución educativa. Lo importante es
que se trate de un observador imparcial, calmado y que mantenga un criterio objetivo.
Un pacificador que no tome partido por una de las partes implicadas en el
conflicto hasta escuchar todas las versiones
Claves para el diseño de una mediación
La mediación debe basarse en tres características básicas
que la definen y conceptualizan: ser voluntaria, confidencial y sustentada en
el diálogo. Se ha de permitir a los alumnos que cuenten su versión de lo
ocurrido, explicando primero cuál es el problema y luego lo que ha pasado
durante el conflicto.
Si el problema todavía persiste, el mediador o guía debe
ayudar a los participantes a desarrollar algunas soluciones posibles y escoger
una para llevar a cabo.
Una vez el conflicto se ha resuelto, es importante preguntar
a los participantes cómo han conseguido llegar a un acuerdo o consenso, para
que sirva de referencia y experiencia para situaciones similares que se puedan producir
en el futuro.
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